Guido Ruiz: "Los músicos de Santiago intentan cobrar cifras desproporcionadas"

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Guido Ruiz: "Los músicos de Santiago intentan cobrar cifras desproporcionadas"

“La libertad de rockear un poco, de hacer temas divertidos, rítmicos, pero a la vez complejos y sorpresivos”, así define Guido el concepto tras Gris Eléctrico, disco que lanza por estos días.
Le gusta la ciencia del mismo modo que muchas manifestaciones artísticas. Desde su lugar, como músico de región, o como músico que no se dedica exclusivamente a la música, opina con la claridad de una perspectiva que muchas veces se extraña entre los músicos de la capital. Sobre Gris Eléctrico cuenta cómo se vio influenciado por la  fusión setentera: «Todavía me doy mis atracones de jazz-rock de vez en cuando».
¿Cómo fue el proceso para la creación y grabación de este disco?
Los temas no fueron compuestos originalmente para el disco, pero a la vez son temas compuestos para bandas de fusión que he tenido, como la primera versión de Gris Eléctrico, por ahí por el 2008, y otra banda que tuve, llamada GrooveStation. Decidí seleccionar parte de aquel repertorio para grabar.  En cuanto a los ensayos, fue bastante rápido. Una vez establecida la banda definitiva fueron 3 meses de ensayos y un par de conciertos para «apretar» el sonido.
¿Cómo llevas eso de ser químico y músico? ¿Nos puedes contar un poco de ese trayecto quizá poco habitual entre los músicos jazzistas?
(Risas) La verdad esa es la pregunta más recurrente en las entrevistas. Primero, para ser preciso, soy químico-farmacéutico (PhD en farmacología) y trabajo en la Universidad Austral como académico. No es algo que me cuestione mucho. Es al revés, yo tiendo a asumir que las personas hacen varias cosas en su vida, que no son unidimensionales. Muchas veces me sorprende ver que no es así. Por otro lado, yo veo que los músicos de jazz de Chile suelen hacer otras cosas además de tocar. De hecho enseñar música, que es lo que permite ganarse la vida a muchos de ellos, ya es una disciplina distinta. Otros son sesionistas de diversos estilos, productores musicales, gestores culturales, empresarios o, de plano, hacen otras pegas.
Tú que has tenido la oportunidad de estar en diversas ciudades de Chile ¿Cómo se está vinculando el jazz en la escena musical de regiones? 
Creo que el jazz en regiones siempre ha existido. Siempre ha habido gente entusiasta del género. Concepción siempre ha sido un polo de generación de músicos, también Valparaíso. Valdivia tiene lo suyo igualmente. Ahora, muchos de los problemas son los mismos que en Santiago pero a otra escala: pocos espacios, poco público, escaso reconocimiento económico y social a la actividad del músico de jazz.
En Santiago no se nota tanto sólo porque vive más gente. Sin embargo, creo que en regiones los bares de música pueden ser más gratos que en Santiago y, por lo menos en el caso de Valdivia, nosotros cobramos más que lo que pagan los bares de Santiago. Ahora, es un hecho que muchos de los festivales de jazz en Chile se hacen en regiones. En algunas ocasiones son las únicas instancias en los que la gente de regiones puede tener acceso a escuchar jazz en vivo, fuera de las bandas locales que tal vez existan en el área.
Los músicos invitados a estos festivales son habitualmente músicos de Santiago, que es donde se concentra el jazz nacional. Como conozco gente que organiza de buena fe festivales regionales, no pocas veces me ha tocado saber que los músicos de Santiago cobran -o mejor dicho intentan cobrar- cifras totalmente desproporcionadas con la realidad de financiamiento de la mayor parte de los festivales y de la realidad económica del jazz nacional. Luego de eso las negociaciones aterrizan las cosas a la realidad.  Si bien es importante y necesario que se valorice el jazz en Chile, ello debe partir por una actividad asociada de los músicos en los locales donde tocan jazz habitualmente en Santiago, y no esperar salvar el verano tirando presupuestos astronómicos para festivales regionales que se levantan año a año gracias a fondos culturales concursables.
En Chile hay grandes músicos de jazz, pero en regiones, al igual que en Santiago, la gran mayoría de las personas no tiene idea de quienes son y les da lo mismo mientras traigan un espectáculo atractivo y honesto. Encima el público de regiones es más afectuoso y sencillo. Finalmente está la otra cara: en la región metropolitana se organizan festivales de jazz y la presencia de músicos de regiones tiende a cero. Eso no le hace bien ni a la descentralización, ni a la generación de redes, ni a la puesta en valor del patrimonio cultural regional del país. Es mucho más común que de regiones inviten a músicos de otras regiones, que músicos de regiones vayan a Santiago. Y esto no tiene que ver con la calidad de los músicos, que en Santiago también hay de todo.
¿Qué opinas del hecho de que se estén formando tantos músicos sin fuentes de trabajo para todos?
La problemática es compleja. Por un lado, si alguien quiere estudiar música porque le hará bien para el alma, para la salud, porque le encanta, porque le hace feliz, y para eso acude donde un profesor que le da buenas lecciones y lo hace superarse como persona, eso es hermoso. Aún mejor si aquella formación, bien encaminada, le dará réditos económicos a aquel estudiante.  Por otro lado, si se generan múltiples programas de estudios formales, de educación superior, y están dirigidos a ejercicios profesionales que no existen o que tienen nula empleabilidad, eso es alarmante. Si vivimos en un régimen de capitalismo desregulado que sólo apuesta al chorreo del emprendimiento ¿Cómo vamos a esperar que el gobierno o el estado arregle aquello si recién está arreglando las fuentes de trabajo de los propios empleados públicos que están subcontratados, tercerizados, a honorarios? Es un delirio esperar que eso ocurra hoy en Chile. ¿Cómo van a implementarse políticas culturales en un país que no tiene políticas energéticas definidas? Ni siquiera hay apoyo para los deportistas de elite. En fin. Eso no va a cambiar hasta que el país cambie, y la cultura será lo último de la lista. Mientras tanto seguiremos viendo cómo la desesperación o la ambición hace que se vendan ilusiones mediante la educación superior. Y esto no sólo pasa en la música.
¿Qué es lo que te atrae del lenguaje del jazz?
Sin duda la posibilidad de improvisar. Y sobre ello la libertad responsable. Vale decir el hecho de aprovechar un espacio de libertad pero con una responsabilidad colectiva, de trabajar en el concepto musical  propio del momento y según los sonidos, las armonías, los timbres, las dinámicas, que los músicos generan instantáneamente. Además del estilo en el que se está tocando, claro. Es como ser parte de un cerebro colectivo que debe generar un fenómeno coordinado, y que el auditor percibe como la obra de un solo ser. Es un muy interesante y saludable ejercicio de creatividad + asociatividad.

  • Lanzamiento disco «Gris Eléctrico»
  • 27 de Agosto / 19:30hrs. / Auditorio Projazz Sede Bellavista (Purísima #178, Recoleta)
  • Entrada Liberada

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