"No me nace estar yendo a las jam como una cosa deportiva"
A sus 29 años, el trabajo musical de Gonzalo Ostornol es fruto de una búsqueda personal. “Éter” se llama su nuevo disco grabado en Buenos Aires, y para éste fichó a los músicos Juan Bayón, Lucas Goicoechea, y Santiago Lenoble, haciendo de su cuarteto un proyecto latinoamericano y hermanado. Buscando ser un disco orgánico, Gonzalo toma un concepto extraído de un libro de yoga, y que le hizo sentido como una definición de lo que es la música, algo intangible.
Para aprender a expresarse con un lenguaje propio, el compositor y guitarrista Gonzalo Ostornol pasó de la guitarra eléctrica al jazz, y en su proceso destaca más a los maestros que a una formación académica. Desde las clases de música en el colegio San Juan Evangelista a su acercamiento al rock con Negro Díaz o a la pedagogía con Jaime Calixto. La preparación en teoría y guitarra junto a Gabriel Feller y finalmente un conocimiento profundo del jazz al que pudo acceder con las clases de Jorge Díaz, son algunos hitos que nombra como un aporte a su recorrido musical. En el año 2010 presenta su primer disco de jazz a trío “Tres en Línea”, y luego se va a Argentina para radicarse en Buenos Aires hasta el 2013.
¿Cómo fue la experiencia del viaje a Buenos Aires?
Yo llegué a Argentina sin conocer a nadie. Allá toqué fondo y eso me permitió entrar al mundo laboral. Me contrataron en una escuela en San Isidro y para llegar me iba en bici hasta el tren. Subía la bici al tren, me demoraba 1 hora y media para dar una 1 hora de clase. Pero me sirvió para tener confianza y de ahí me metí a un centro cultural a dar clases a papás con hijos o sus abuelos. Al activarse todo fue que empecé a estar con pega. En resumen, pasé de estar deprimido a un proceso súper constructivo.
Ese mismo año, a través de Facebook supe de una pichanga de fútbol de jazzistas de una escuela de música. Ahí me contacté con un número considerable de personas muy rápido. Esa fue mi entrada y empecé a encontrar músicos para mis proyectos. Estuve tocando mucho y para el último año me puse a componer los temas de mi disco y supe también los músicos con quien quería tocar. Dos eran de Buenos Aires, el contrabajista Juan Bayón, y saxofonista Lucas Goicoechea, y por su parte, Santiago Lenoble, un uruguayo en la batería. De alguna manera es un proyecto latinoamericano.
¿Y qué diferencias ves tú entre la escena de Buenos Aires y la de Santiago?
La gente en Buenos Aires disfruta mucho tocar. Acá todavía está empaquetado y tendemos más a la copia que a un desarrollo de lo nuestro, y ojo que con esto no me refiero al folclor, sino a lo que queremos hacer, un proceso compositivo propio. En Argentina se da que se busca mucho la música original y no resulta tanto el llegar y presentar standards en los locales.
¿Qué cosas son las que quisiste expresar con “Éter”?
De mi paso por Buenos Aires quería un registro de la ciudad, de las personas, los árboles, y llevarme eso conmigo. Creo que “Eter” refleja el contraste de una ciudad que puede ser densa y verde a la vez, algo que también se muestra con el arte del disco, una obra de Emiliano Bonfanti. Estando aquí en Chile, quizá uno no se da cuenta de la facilidad de llegar a la naturaleza, eso es algo que se extraña.
¿Cómo surge tu vínculo con el jazz?
Llegué al jazz siendo chico. A los 11 años mi mamá me llevó al Club de Jazz a ver la Retaguardia Jazz Band y ví lo genial que lo pasaban. Más tarde, mi hermana me regaló un disco de Charlie Parker y no lo podía creer. También ví a Wayne Shorter, Hancock… El jazz es un mundo gigante y eso me interesó porque es un camino largo de recorrer. El concepto jazz de por sí es raro. Hoy en día hablar de jazz me parece un error. Los periodistas tienden a etiquetar la música, hacer definiciones exactas de lo que es la música y puede que haya algo más interesante, como la importancia de la improvisación y crear sobre la marcha.
Yo no me quiero ganar la vida con el jazz. Hay que tener el espacio del arte más libre. Un desafío para mí es hacer algo diferente de verdad, desde meter electrónica, no pensar tan “jazzísticamente” … Cambiar formas, con armonías más abiertas, creo que es un proceso ir saliéndose de lo standard.
¿Cuáles son tus aspiraciones con la música y con crear una obra?
Lo primero es que no me interesa ganar plata, y con este disco sólo espero recuperar. Hay que tener claro que hablamos de una producción independiente. Uno está obligado a hacerse productor porque nadie te va a decir “Tu música es genial, quiero que toques en todos lados, ándate a tu casa, ensaya, porque yo te voy a pagar eso”. Todos los que están logrando cosas, no sé, como el Raimundo Santander, es porque hay esfuerzo. Desde ese punto de vista, es necesario uno mismo generarse los lugares. También hay un tema, por qué la gente no está saliendo a escuchar música. Hay que idear formas, propuestas pues hay pocos espacios donde la gente que va a escuchar jazz no esté comiendo. No se puede producir una escucha atenta así. No me nace tampoco estar yendo a las jam como una cosa deportiva, a pesar de que muchos digan que ahí está la escuela. Yo no tengo tanto ese tema.
¿Tienes alguna idea de cómo cambiar la relación con las audiencias?
Me encanta la pedagogía y me encanta enseñar. He aprendido un montón este año. Pienso que en la educación musical tal vez el tema no se trate de enseñar a ejecutar un instrumento, sino de aprender a escuchar. Es importante que las personas estudien música porque nos sensibiliza y nos ayuda a tener una mirada más crítica. La música cruza fronteras con otras artes y eso está ocurriendo hoy día.
Gonzalo Ostornol – Lanzamiento “Éter”
Martes 28 de octubre / 22 horas / Thelonious Lugar de Jazz
Bombero Núñez 336, Bellavista
+INFO Lanzamiento disco «ETER»