Natalia Ramírez: “Hay que aprender a funcionar más como comunidad”

Animales en la vía

Natalia Ramírez: “Hay que aprender a funcionar más como comunidad”

Pronta a lanzar su disco, en un proyecto que aún no tiene nombre definido, esta carismática cantante se estará presentando en el Ciclo de Jazz Animales en la Vía el próximo 28 de mayo.
Conocer a Natalia es encontrarse con una cantante todoterreno, y compartir con ella es percatarse del desparpajo de una persona que hace las cosas con entusiasmo y sin prejuicios. Si le preguntas cuál fue su concierto más incómodo, te describe la situación a nivel de sensaciones y con mucho humor, y si habla de los músicos prefiere referirse a sus amigos. Por eso cuenta sus muchas historias como si nos hiciera partícipe vívidamente de esas experiencias. Como cuando hace poco más de un año recibió la invitación de parte de Roberto Barahona para presentarse en Providencia Jazz 2016.
¿Consideras que hubo un antes y un después del festival de jazz de Providencia?
Fue algo importante para mí internamente, probablemente porque me ayudó a creerme el cuento. Me costaba decir “quiero mi proyecto”. Recuerdo que el día en que me invitaron a participar, estaba triste porque había dejado un trabajo como cantante. Entonces me fui al Thelonious y participé de la jam sesión. Allí fue donde me escuchó Roberto (Barahona) y me dijo que hacía tiempo que no escuchaba una cantante con tanto swing, que no se perdiera en la estructura de los temas, entre otras cosas. Sin duda esa invitación a ser parte del festival de forma tan inesperada, fue como respirar bajo el agua y de repente emerger. Al seleccionar el repertorio y posteriormente darme cuenta en el primer ensayo que sonaba maravilloso, fue aún más motivante. Yo pensé que nos íbamos a demorar 6 horas por tema. Pero fluyó muy rápido.
Después de que se me diera la oportunidad de formar mi proyecto, aparecieron nuevos desafíos, desde hacer clases en Projazz, a la investigación propia del cuerpo como instrumento.
Cuando estabas en Santiago Downbeat, que era el grupo al cual siempre te referías como tu proyecto, no sentías una necesidad de un proyecto personal y sin embargo se dio.
Así es. Downbeat era un proyecto colectivo y me gustaba sentirme partícipe de eso. A veces la atención tendía a centrarse en mí, pero yo sólo era una más de la banda. Me gusta verlo así. Claramente ser la cantante tiene un rollo, sobre todo por el nivel de exposición.
El tema del receso con Downbeat posterior a la gira que realizamos, tiene que ver en parte con mi decisión de comenzar a explorar mi propio camino. Todos son muy buenos músicos y por lo tanto, todos tienen proyectos personales y de búsqueda propia. Quizá después de un cansancio emocional, se da de forma natural eso de los recesos. Yo soy Santiago Downbeat pero también Natalia Ramírez. Este receso ha servido para proponernos futuros desafíos como banda y comenzar a preparar un nuevo material.
Y luego en Providencia Jazz donde ya definitivamente eras la protagonista.
Claro, pero creo que me costó fluir un poco y en parte por los nervios. Estaba mucho más recatada en comparación a mis presentaciones con Downbeat, porque ser muy espontánea de repente puede no verse bien en este tipo de escenarios. Entonces lo hice tratando de no salirme del libreto y procurando respetar el tiempo del concierto.
¿Cómo ves la continuidad de grupos como Santiago Downbeat, compuesto de tantos integrantes, en un escenario quizá un poco adverso?
Bueno, son varios los factores que influyen para conseguir una continuidad en Chile, sobre todo siendo una banda numerosa. Primero, el que la escena musical no cuente con escenarios que cumplan con las exigencias mínimas de tamaño para realizar un show con varios músicos en escena, es un tema. Segundo, es difícil lograr que todos los músicos estén remando para el mismo lado y sean todos partícipes de la autogestión. Saber autogestionarse es algo que se va aprendiendo en el camino. Siempre hay alguien que está liderando eso en una banda, yo particularmente me considero primeriza y trato de hacer lo que más puedo. El no tener contactos o redes se vuelve una traba a la hora de querer darte a conocer. Lamentablemente el circuito en Chile es muy de lobby, muy de pitutos. Hay mucha gente que tiene mérito para estar en el lugar que está y otra gente que no. Eso es algo que se da en todos los ámbitos profesionales.
¿Qué sería para ti un músico exitoso?
Yo creo que un músico exitoso es el que puede vivir de su arte. Tranquilo en el sentido de no estar pensando por el qué dirán, y fluir compartiendo con otros. Si tú me preguntas, yo me siento súper exitosa, porque estoy bien en lo personal, plena, porque a mi edad sé quiénes son mis amigos y trato de rodearme con músicos que me potencian. Estoy cantando, haciendo clases, enseñando.
Lo mejor de ser cantante es que yo soy mi instrumento. Hay todo un rollo con conocerse. Yo lo veo como una cosa mágica. La voz no es sólo de comunicación, es de poder conversar, conocer gente de otros lados, y que el idioma deje de ser lo importante.
Chile tiene excelentes jazzistas, no sé si buenas personas o si a estos podríamos considerarlos exitosos, pero si de algo estoy segura es que hay mucho talento y que estamos a un muy buen nivel.
¿Crees que como escena falte creérsela?
No, yo creo que cada músico busca su rumbo. Y definitivamente existen los que se la creen y se la juegan aún más. Hay gente que está full creando cosas nuevas, generando espacios y potenciando la escena, así como hay otros que de repente se aburrieron de Chile, de cómo funciona el circuito acá. Que sea puro pituto o chupamedias, eso de la zalamería.
¿Cuál fue la primera canción que escuchaste?
Un canon en alemán. Yo creo que fue lo primero, y fue como a los 4 o 5 años. Yo no tenía unos padres que escuchaban a Miles Davis, Charlie Parker o Nina Simone. Eran mucho más de gustos populares. Yo escuchaba Laura Pausini, y una vez mi papá me enseñó a grabar en casette las canciones de la radio. Eso me abrió hacia el mundo del canto y de la música. Mis padres potenciaron mucho mi espacio privado y ser independiente desde chica. Me encerraba en la pieza para hacer compilados y me aprendía las canciones. Y tenía un cuaderno de letras.
Es decir, siempre todo se fue dando casi como por accidente
Sí, soy tan cero expectativa que la mayoría de las cosas que he logrado este último tiempo se han dado sin planificación. Esto no significa que no tenga objetivos claros. Me gusta trabajar y ponerme metas a corto plazo. Las cuales en su mayoría logro cumplir. Las expectativas lejanas como la ambición de “ser famosa” no las encuentro saludables, sobre todo considerando que ese tramo es tan relativo y que depende de tantas cosas externas que si no funcionan se te viene el mundo abajo. Afortunadamente el ser famosa no es uno de mis objetivos.
¿Con qué te quedas luego de la experiencia del taller que realizaste en el 5to Ciclo de Jazz?
Me gustó mucho eso del trabajo colectivo. Eso que se da en los talleres y en donde se le pide a los alumnos a concentrarse en si mismos y a no juzgar a los otros. Ya que finalmente el objetivo de este era conocerse, explorar tu propio instrumento. Además, el haber compartido material, fusionar contenidos y preparar el taller en conjunto con Berni (Fiorentino) fue super interesante. Aprendí cosas nuevas y que me gustaría enseñarle también a mis alumnos.
¿Qué nos puedes adelantar del disco que se viene? 
El disco que estamos pronto a grabar será una recopilación del repertorio que hemos estado trabajando y que fundamentalmente busca rescatar y cultivar la sonoridad característica del swing con standards clásicos popularizados entre los años 30’s y 50’s. Son temas que nos gustan mucho y que preparamos para Providencia Jazz este año. Podrán escucharlos en el concierto que haremos en GAM este 28 de Mayo cerrando el 5to ciclo de Jazz de Animales en la Vía.
 

  • «Natalia Ramírez Quinteto»
  • 28 de Mayo / 21hrs. / Sala A1 GAM / 5to Ciclo de Jazz Animales en la Vía.
  • Entradas: $6.000 General $3.000 Estudiantes y Tercera Edad.